miércoles, 2 de noviembre de 2011

Situación actual de la intolerancia a la lactosa en la infancia


La intolerancia digestiva a la lactosa es una entidad de diagnóstico frecuente en la edad pediátrica. Este término engloba de manera general distintas situaciones fisiopatológicas. La aparición de sintomatología digestiva tras su ingesta constituye la sospecha principal para su diagnóstico y la mejoría clínica tras la exclusión, parcial o total, de la lactosa de la dieta suele ser el método de confirmación más usado en la práctica diaria. Sin embargo, su incidencia real puede estar sobreestimada en este grupo etario, y su restricción dietética precoz y prolongada puede tener consecuencias a largo plazo tales como osteoporosis, entre otros.

Aspectos dietéticos de la lactosa
La lactosa es un disacárido resultante de la unión de glucosa y galactosa a través de un enlace β(1→4). Es el azúcar predominante de la leche de los mamíferos y de sus derivados. Se emplea en la elaboración de productos dietéticos, como sustituto a la sacarosa en productos horneados, y como excipiente de algunos fármacos. Entre sus funciones, además de aportar energía, facilita la absorción de calcio y el desarrollo de una microbiota intestinal grampositiva (bifidobacterias) tras su fermentación, que impide el crecimiento de gérmenes patógenos.

Absorción de la lactosa. Aspectos genéticos
La lactosa llega indemne al intestino delgado proximal, donde es degradada enzimáticamente por la lactasa en sus componentes. Ambos monosacáridos se absorben a continuación a través de transporte activo acompañado de dos moléculas de Na+ (mediado por el transportador GLUT1 hacia el interior del enteriocito) y difunden a la sangre de forma pasiva o mediante el transportador GLUT2. La galactosa debe transformarse en glucosa mediante la galactoquinasa (su déficit origina la aparición de cataratas bilaterales) y la galactosa-1-Pi-uridiltransferasa (su déficit origina la galactosemia clásica) para poder ser utilizada. La lactosa no absorbida es una sustancia osmóticamente activa que atrae líquido y electrolitos hacia la luz intestinal. Acaba siendo hidrolizada y fermentada por la flora colónica, produciendo gas (hidrógeno y metano) que se elimina por la respiración, y ácidos orgánicos de cadena corta, como el butirato (principal combustible del colonocito), el ácido propiónico, el acético y el láctico, que acidifican el pH colónico.
La lactasa es una β-galactosidasa que se expresa preferentemente en el yeyuno y disminuye de manera progresiva hacia el íleon, estableciéndose este gradiente desde la semana ocho de gestación. Su actividad aumenta progresivamente, sobre todo en el tercer trimestre de gestación, siendo máxima al nacer. Dietas con elevado contenido en almidón aumentan los niveles de ARN mensajero (ARNm) y la cantidad de lactasa, mientras que dietas con contenido elevado en triglicéridos de cadena larga disminuyen la expresión del gen. Su pH óptimo de actuación es 6-8. La actividad lactásica puede descender a partir de los 3-5 años de vida hasta un 5-10% de su actividad en la edad adulta. Esto ocurre por disminución de su síntesis mediada por menor expresión génica, más que por un bajo consumo de lácteos como se creía anteriormente (inducción por sustrato). La hipolactasia del adulto presenta variaciones étnicas y geográficas, y es máxima en la raza asiática (90%) y en afroamericanos (80%), y menor en hispanoamericanos (53%) y blancos no hispanos (15-25%)8. Se han planteado hipótesis que intentan explicar esta diversidad geográfica atendiendo, por ejemplo, al papel de la lactosa en la absorción de calcio en los países situados a altas latitudes o en la protección frente a la malaria por Plasmodium falciparum.

 Definiciones
- Intolerancia clínica a la lactosa: síndrome clínico que cursa con dolor abdominal, diarrea y meteorismo tras la ingesta de una cantidad variable de lactosa (el umbral de tolerancia varía de modo individual).
- Malabsorción de lactosa: situación fisiopatológica caracterizada por una pobre hidrólisis de la lactosa por una actividad lactásica deficiente o una sobrecarga oral excesiva de este disacárido. Puede cursar con o sin intolerancia clínica.
- Hipolactasia primaria: también llamada hipolactasia del adulto, hipolactasia hereditaria, no persistencia de lactasa. Consiste en una pérdida de la actividad lactásica intestinal con la edad, variable según etnia y condicionada genéticamente que obedece a múltiples mecanismos.
- Hipolactasia secundaria: pérdida de la actividad lactásica intestinal secundaria a un daño mucoso por otro motivo: gastroenteritis aguda y síndrome postenteritis, enfermedad inflamatoria intestinal, malnutrición proteico-calórica que curse con atrofia vellositaria, etc. Resuelta la causa primaria, y descartada una hipolactasia primaria, la actividad enzimática suele recuperarse en el enterocito.
- Hipolactasia del desarrollo: es la deficiencia relativa de actividad lactásica con o sin defecto en otras disacaridasas por inmadurez intestinal en los neonatos menores de 34 semanas de gestación. Tiene carácter transitorio. La lactosa no hidrolizada es fermentada en el colon, lo cual acidifica el pH fecal y permite el crecimiento de una flora colónica favorable en el intestino en desarrollo.
- Hipolactasia/alactasia congénita: entidad rara debida a un déficit congénito de actividad lactásica con o sin una mínima actividad residual. Cursa como una diarrea grave e importantes alteraciones hidroelectrolíticas tras la introducción de leche materna o humanizada convencional. Su diagnóstico se basa en la realización de una biopsia intestinal (estudio histopatológico normal) y cuantificación de actividad de disacaridasas de pared (actividad lactásica mínima o nula). Sin tratamiento (dieta exenta de lactosa) su pronóstico es fatal.

Clínica
Los síntomas típicos de intolerancia a la lactosa incluyen la presencia de dolor abdominal, flatulencia, diarrea, meteorismo, náuseas y vómitos por el efecto osmótico intestinal y posterior fermentación colónica de la lactosa. En algunas ocasiones puede aparecer estreñimiento por descenso de la motilidad gastrointestinal en probable relación con la presencia de flora productora de metano. El umbral de tolerancia clínica individual dependerá, además, de la actividad lactásica, del tiempo de tránsito intestinal y de la capacidad de la flora colónica del individuo para fermentar la lactosa. Es importante realizar un adecuado diagnóstico diferencial con otras patologías que cursen de manera similar, como sobrecrecimiento bacteriano, alergia a proteínas de leche de vaca no mediada por IgE, etc. En pacientes en los que la clínica no remita tras exclusión de la lactosa de la dieta, hay que sospechar otra causa subyacente, como un síndrome del intestino irritable.






Manejo
Su tratamiento se basa en la exclusión de lactosa durante al menos cuatro semanas. Posteriormente, puede ser reintroducida en pequeñas cantidades para permitir la adaptación de la flora colónica. Los cambios en la dieta que afecten al vaciamiento gástrico (temperatura, osmolaridad de la mezcla gástrica, presencia de fibra o cereales…) puede aumentar el tiempo de permanencia de la lactosa en el intestino delgado y mejorar su hidrólisis. La lactosa está ampliamente difundida en la industria alimentaria y farmacéutica y su exclusión estricta puede ser complicada. En la leche y derivados lácteos el contenido de lactosa varía en función del grado de fermentación y procesamiento. También su contenido en calcio es variable. Existen fórmulas sin lactosa que están indicadas en estas situaciones. Es importante este aspecto de cara a su posterior reintroducción en la dieta.
La exclusión dietética de la lactosa puede exacerbar el riesgo de osteoporosis en personas con factores de riesgo (no en personas sanas): mujeres, grupos étnicos seleccionados, patologías que cursen con un defecto en la absorción intestinal de calcio y vitamina D (enfermedad inflamatoria intestinal) o un aumento en la resorción ósea (tratamiento con corticoides). El efecto no sería tanto por un déficit en la absorción de calcio sino por un defecto en su ingesta y en la de otros micronutrientes como la vitamina D. También puede tener efectos sobre el riesgo cardiovascular y desarrollo de pólipos colónicos adenomatosos en relación con un descenso en la producción de butirato.
La prevalencia de sobrecrecimiento bacteriano o aumento en la flora fermentadora intestinal entre los pacientes con síntomas sugerentes de intolerancia a la lactosa es elevada, por lo que este diagnóstico diferencial debe ser considerado para evitar la instauración de una dieta empírica restrictiva.
La evidencia disponible sugiere que los adultos y adolescentes diagnosticados de malabsorción de lactosa podrían ingerir al menos 12 g de lactosa de una vez; sin embargo, no se ha descrito la dosis mínima en niños. El manejo incluiría el consumo regular de lácteos para mejorar la adaptación de la flora colónica facilitando la digestión de la lactosa, el consumo de lácteos con menor contenido en lactosa (fermentados o tratados enzimáticamente con β-galactosidasa) o adicionados con enzimas bacterianas capaces de digerir la lactosa. El uso de fermentos lácticos (Lactobacillus casei y S. thermophilus) presentes en el yogur de manera continuada durante seis meses puede mejorar la tolerancia a la lactosa, si bien el modo de actuación no está bien clarificado.

Conclusiones
La intolerancia clínica a la lactosa puede estar sobrediagnosticada en la infancia. El déficit congénito es muy infrecuente, su déficit secundario suele ser transitorio y el déficit primario asociado a la edad no necesariamente es sintomático. El tratamiento consiste en una dieta baja en lactosa en los casos leves y exenta de lactosa en los casos graves. La lactosa está ampliamente difundida, tanto en productos dietéticos como farmacológicos. La posterior reintroducción progresiva y controlada de lactosa en la dieta puede ayudar a conocer el umbral clínico individual de tolerancia. El uso de fermentos lácticos y modificaciones dietéticas concomitantes pueden ayudar a mejorar este umbral. Es importante recordar suplementar el calcio en dietas exentas de lácteos durante la infancia o en presencia de factores de riesgo de osteoporosis para asegurar una adecuada mineralización ósea.


MEDICAS Y MEDICOS MEDICAS


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